miércoles, 5 de marzo de 2014

El Capitalismo, Nietzsche y el Dinero

 (Ni filosofía barata, ni gratis, simplemente filosofía: porque el pensamiento no es igual a mercancía)

Un sistema de expansión ilimitada como el Capitalismo acabará destruyendo todo si no lo transformamos… Es simple, no hace falta ser muy “bocho”, ni muy “técnico”, ni hacer muchos cálculos para comprenderlo: Un sistema de expansión infinita para acumular dinero puede funcionar por un tiempo determinado, pero indefectiblemente terminará por destruir totalmente un mundo finito que no es dinero: es que el mundo, los seres humanos, la vida, la existencia, la dignidad, la ética, la felicidad, la libertad y por sobre todo el AMOR no son iguales a dinero y nunca lo serán por más que este sistema se empecine en imponernos eso como realidad a través de sus condicionamientos… Estos son hechos concretos y no una “interpretación ideológica”… 2 + 2 = 4. Ve, palpa, sentí, pensá y hazte quien eres, sin intermediarios, pero siempre en solidaridad con los demás porque sin los demás no somos nadie, como diría José Luís Sampedro. Yo, a consecuencia de la destrucción que está ocasionando la expansión ilimitada de este sistema, estoy buscando el momento y el lugar propicio para llevarle a mi hijita a bañarse en un arroyito no contaminado, me gustaría que experimente eso (es cada vez más complicado encontrar uno no contaminado).



En la segunda mitad del siglo XIX Nietzsche gritaba a los cuatro vientos, no sin cierto grado de consternación, que “Dios ha muerto”, se refería con esto al fin de una etapa histórica: la edad media, también al nacimiento de la modernidad y se planteaba lo siguiente: ¿El ser humano asumirá su responsabilidad sobre el mundo ahora que ha dejado atrás al estadio en el cual Dios era el epicentro de todo?... y yo me pregunto lo siguiente: ¿Será que Nietzsche, si viviera en la actualidad, se percataría de que el ser humano en vez de asumir su responsabilidad sobre el mundo ha creado otro Dios?: El Dinero… Sí, el dinero, ese viejo instrumento que hasta la edad media servía como medio para intercambiar cosas, pero que en la modernidad se ha transformado en el epicentro de todo, tal es así que te puede faltar Dios, te puede faltar felicidad, te puede faltar dignidad, te  puede faltar ética, te puede faltar salud, te puede faltar libertad, te puede faltar amor, pero sin dinero no vas a poder vivir… Una persona que se percaté de esto y lo denuncie inmediatamente pasa a convertirse en el hereje de la religión totalizadora del dinero y lo más probable es que la acusen de hipócrita, pues es lo más seguro que esa persona que denuncie esta situación también dependa del dinero para subsistir, para vivir… Pero los que le acusarían de hipócrita a esa persona que denuncia esta situación: ¿no se darán cuenta de que justamente el dinero como religión, como epicentro de todo, ha transformado a los seres humanos y al mundo en instrumentos banales y ya no es solamente un medio de cambio, sino el nuevo Dios todopoderoso?  



Juan Carlos Duré Bañuelos

2 comentarios:

Todo bien colega, simplemente lo que quise decir es que todo no es igual a dinero...