domingo, 3 de noviembre de 2013

La vida y la diversidad (continuación): si me nombras, me clasificas o me etiquetas, entonces me niegas.


Este título vinculado al pensamiento de Søren Kierkegaard ayuda a reflexionar sobre la tendencia a agrupar y delimitar a los seres humanos en categorías. Actualmente insertamos a los seres humanos dentro de categorías y reconocemos su existencia a partir de esas categorías olvidando que cada ser humano es único e irrepetible y que más allá de esa categoría se despliega toda una vida con sus ramificaciones y conexiones.

Así, por ejemplo, se escuchan posiciones a favor o en contra de “los empresarios”, “los obreros”,  “los sojeros”, “los campesinos”, “los de la derecha”, “los de la izquierda”, “los de centro”, “los de abajo”, “los de arriba”, “los del primer mundo”, “los periféricos”, “los de mi tribu”, “los de tu tribu”, pero sin embargo los que promueven este tipo de clasificación y los mismos protagonistas obvian que están frente a su potencial yo, o sea frente al otro, al prójimo.

Estamos viviendo algo parecido a lo que escribió Bauman sobre la modernidad: “la modernidad es una condición de diseño compulsivo y adictivo” y “cuando se trata de diseñar las formas de convivencia humana, los residuos son seres humanos”1. Nos estamos olvidando que detrás de esos diseños, sistemas, etiquetas, clasificaciones se encuentra lo esencial que son los seres humanos.

Acaso nos enceguecimos con lo superfluo hasta el punto de olvidar lo más básico de la condición humana que es que la buena vida de mi prójimo es la más sólida garantía de mi buena vida, (y esto lo enseñan todas las religiones). Las crisis actuales más que ser económicas, políticas o financieras son de entendimiento, comprensión y por sobre todo de conciencia.

Si tan sólo pudiéramos trascender a las categorías y ver en el otro la garantía de nuestra existencia (puesto que yo a los ojos del otro soy el otro), habría una mejor predisposición para llegar a acuerdos que generen mayor bienestar común.

Sí por el contrario predominan las categorías, las etiquetas, las clasificaciones y los diseños en las relaciones humanas lo que generaríamos son “colectividades extrañas” como la descripción de Manuel García Pelayo en otro contexto, pero que también puede servirnos de ejemplo: “Entonces, el hombre se siente desolado, solo en medio de la muchedumbre de gentes, de ideas, de hábitos o de creencias que giran en su torno sin penetrar en él; se siente ante la nada, se siente llevado y traído, a la deriva puesto que no está anclado en nada firme, para terminar cayendo en la angustia, en la desesperación, en el asco, en la indiferencia, en la retórica, en la banalidad o en el enrolamiento en cualquier fe colectiva que le proporcione – y por vía autoritaria y de una sola vez – esos aspectos socializados que siente que le faltan y sin los cuales se siente extraño no sólo ante los demás sino ante sí mismo”2.

Abramos los ojos, todos los seres humanos compartimos la vida y el autodesarrollo de los demás garantiza mi autodesarrollo; por lo tanto, al reconocer,  valorar y amar al otro me reconozco, valoro y amo a mí mismo.

Juan Carlos Duré Bañuelos
Referencias

1. Vidas desperdiciadas, La modernidad y sus parias, página 46, Zigmunt Bauman, editorial Paidós, 2008.


2. Obras completas, Tomo III, página 2439, Manuel García Pelayo, editado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Segunda edición revisada y aumentada, 2009.

2 comentarios:

Muy buen resumen de un excelente capitulo de un gran filósofo y científico. Las obras de Popper deben estar siempre entre las mas frecuentemente consultadas. Gracias Juanca!

Hola Diego, este es un artículo que elaboré a partir de una frase de otro gran filosofo: Søren Kierkegaard...

Seguro te estas refiriendo al artículo: En búsqueda de consensos. Resumen del Capítulo 14, "Tolerancia y Responsabilidad Intelectual" (Robado de Jenófanes y de Voltaire), del libro "En busca de un mundo mejor" de Karl Popper.

Realmente Popper nos lego muchas herramientas para el pensamiento.
Un abrazo.