Este artículo está elaborado para honrar a los que están tratando este problema de salud mundial como a una problemática concreta que necesita de soluciones concretas en escenarios diferentes para evitar mayores daños, sufrimiento y muertes. Sobre todo, porque las personas que están buscando soluciones más eficaces con relación a este problema están lidiando constantemente con posiciones ideológicas que, más que aportar, saboteaban sus esfuerzos.
Claramente, se pueden ver dos polos dentro una
misma tendencia lógica. Durante esta pandemia de Covid-19, un problema de salud
que afecta a todo el esquema de relacionamiento mundial, se puede notar que las búsquedas de soluciones están marcadas, o distorsionadas,
por posicionamientos ideológicos, tensiones políticas y, en gran medida, por
una gran alienación o posturas fuera de foco producidas por estas cuestiones.
Vayamos al caso de la distorsión ideológica sobre
cómo Suecia está llevando a cabo sus políticas para enfrentar a la pandemia de Covid-19. Muchos ultraortodoxos de ideologías de derechas quieren utilizar como
ejemplo la mayor apertura del gobierno de Suecia en cuanto a su política de
salud con relación a esta pandemia de Covid-19 de una manera, por decirlo
elegantemente, que no ve ni muestra todo el panorama. Como aprendí de
Nietzsche, muchas veces es muy útil usar el martillo del pensamiento como
artesanos para golpear suavemente estas construcciones ideológicas con el objetivo de demostrar lo huecas que están. Solamente necesitaremos algunos pocos hechos fácticos, porque no
hace falta mucho para desbaratar esta posición ideológica.
Primero, en Suecia la sociedad aporta, mediante
el pago de impuestos bastante elevados en
comparación con otros países, al estado para que éste se encargue de varios
programas sociales, entre ellos programas de salud y de educación.[1]
Es importante destacar también que Suecia duplicó el número de camas para
terapia intensiva desde que empezó la pandemia de Covid-19.[2]
Hay que agregar también que el país cuenta con suficiente personal de salud
capacitado para atender esas terapías. Otro dato muy importante es que Suecia
destina el 11% del P.I.B. a la salud de su población, del cual el 84% proviene
del estado.[3]
Es decir, del total de la inversión en salud de la población, el estado sueco
aporta 9,2% del P.I.B.[4]
Ese 9,2% del P.I.B. sería aproximadamente 51.160 millones de dólares anuales
para una población de un poco más de 10 millones de habitantes.[5]
Segundo, Suecia apostó a una fuerte política de
educación que es reconocida mundialmente desde hace mucho tiempo. Este país
invierte el 7,67% de su
P.I.B. en educación, lo que representaría, aproximadamente, 42.652 millones de dólares.[6]
Teniendo en cuenta esas inversiones de los
ciudadanos en su estado y del estado en sus ciudadanos, que es una cuestión
bastante particular en ese país, no es muy raro que la política de salud de
Suecia esté basada en la confianza del cumplimiento de las medidas sanitarias preventivas
por parte de la ciudadanía con una mayor apertura. Apelando más bien a esa
inversión y confianza mutua, que se viene dando en ese país desde hace mucho
tiempo, entre estado y sociedad. Sin ese pacto que tiene larga data no se podría
comprender a cabalidad esa decisión.
Con todo esto, siendo el 21 de mayo del 2020 y de
acuerdo con los registros de la universidad de Johns Hopkins
que también son iguales a los proporcionados por el sitio web worldometers.info, en Suecia existen 32.172 contagios reportados y 3.871 fallecimientos reportados. Esto nos da una tasa, teniendo en cuenta los
casos reportados, de 12 %
de mortalidad relacionada a este virus. Esto no quiere decir que las políticas
de Suecia hayan sido malas. Quiere decir que nadie estaba del todo preparado
para afrontar este tipo de problemas, ni siquiera un país con una política de
aporte alto de los ciudadanos al estado, en cuanto al pago de impuestos y
acatamiento de normas, provenientes de su política de seguridad social y de su
política de educación desde hace mucho tiempo atrás, como es el caso de Suecia.
Discúlpenme, sé que es muy obvia la conclusión sobre la desvinculación total de la realidad de los ultraortodoxos de
derechas con relación al uso ideológico distorsionado de las políticas que se
aplican en Suecia, pero aun así debo esbozar una conclusión.
La participación del estado y de la sociedad en
las políticas de salud que está llevando a cabo Suecia es fuertísima y no se
limita solamente al momento de la expansión mundial de esta pandemia. Suecia
tiene una política de seguridad social, de educación y de salud reconocida a
nivel mundial y esa política fue posible gracias a la fuerte presencia del
estado en esas políticas y al aporte de sus ciudadanos.
Ahora me voy a ocupar de los ortodoxos de
izquierdas. Estos ortodoxos utilizan al capitalismo como algunos religiosos
utilizan a sus diferentes lugares de padecimientos eternos. Además, también se
puede ver claramente la división del mundo en “buenos” y “malos” que pretenden
esbozar. Dentro de esa división, por ejemplo, colocan a los empresarios “malos”
por despedir a sus empleados en medio de una pandemia. Cuando, en realidad,
muchos empresarios se vieron obligados a cerrar sus emprendimientos inclusive. Esta división de “buenos” y “malos” olvida que
existe un sistema que coloca al capital como el leitmotiv del movimiento
histórico, por lo menos conforme al método materialista dialéctico. Dentro de
esa perspectiva en la cual el capital es el que determina las relaciones
sociales no puede haber ni “malos”, ni “buenos”. Porque, obviamente, el capital
es el que determina las relaciones sociales. Por tanto, de acuerdo con esta
concepción, sin capital no habrá posibilidad de empleo ni de emprendimiento. Sin
embargo, algunos quieren buscar la culpa solamente en los “malos empresarios” por
los despidos y por la pérdida de empleos.
Habría que analizar profundamente el laberinto
sin salida que tienen estos ortodoxos de izquierda. Hace mucho tiempo yo había
encontrado una pista sobre esto y se encuentra en lo que aprendí de Marx, pero
especialmente de Hegel.
Marx relató, basado en los informes que varios profesionales
e intelectuales británicos remitieron a la cámara de los comunes, las
condiciones materiales en las cuales se encontraba gran parte de la población
de Inglaterra en los inicios de la revolución industrial en ese país. Sin
embargo, en su deseo de cambiar esas condiciones materiales, propuso a una clase
de personas, engendrada por esa lógica de acumulación de capital, que se
convertiría en la liberadora. ¿Qué consigue esto? Aprisionar cada vez más a
todos dentro de una misma lógica en la cual, al pretender intensificar
la posición de “la parte más débil”, lo único que se logra es que “la parte más
fuerte” busque intensificar más su posición dentro de esa lógica. Esto último
lo aprendí de Hegel. Conforme a la dialéctica que aprendí de Hegel, más
específicamente de su libro sobre la fenomenología del espíritu, pude llegar a
la siguiente conclusión: cuando más se intensifica una posición que es
contraria a otra, entonces lo único que se logra es que esa otra posición contraria
se intensifique también y de esta manera se deja lado la posibilidad de buscar
una síntesis superadora que pueda liberarnos de esa lógica que ata y tensa a
esas dos posiciones. Es necesario ir más allá de lo que nos ofrecen estas posiciones,
por lo menos, para los que deseamos liberarnos de lógicas implacables.
Lo más patético a lo que pueden llevar estas
tendencias ideológicas se da, en el caso de los de derecha ortodoxos, cuando se
pretende ser un “emprendedor”
que ama la libertad y busca ofrecer lo mejor a la sociedad esperando una
compensación comportándose como un señor feudal o como un vasallo. Por otro
lado, no se puede pretender hacer una investigación sobre fenómenos sociales
con una metodología materialista dialéctica y ser un “marxista-ideológico-dogmático”.
El primer paso para buscar la trascendencia, evidentemente, es salirse del
absurdo. Salirse de la atadura tensa a una sola lógica implacable que nos lleva
al absurdo.
En términos matemáticos existe la siguiente
regla: el opuesto de un número es el mismo número, pero con el signo contrario. Mientras más se
reafirme, en una lógica, la existencia de un número también se reafirmará, por
ser inseparable de esa lógica, la existencia del mismo número con el signo
contrario. Pero bien se sabe que no solamente existen esos números, los
opuestos, en las matemáticas. Los números son infinitos, así como las
probabilidades. Es mucho más conveniente elegir otros números y no siempre buscar
ser el opuesto a un número. O, dicho de otra manera, no perder la capacidad de
cuestionar y cuestionarse las normalidades, las tendencias lógicas y las
tensiones sociales, especialmente, con el objetivo de liberar nuestra mente y darles
nuevos enfoques a los horizontes de nuestras vidas.
Algo que podría servir como base es la reciprocidad. Otras formas de reciprocidad, empezando con nuestra
relación con la tierra. Creo que por allí va la mayor de nuestras alienaciones.
La que se da en nuestra relación con la tierra. La desvinculación de nosotros
mismos con la tierra o la distorsión de esa relación. A partir de la
posibilidad de una recomposición de nuestra relación con la tierra, incluyendo
a los demás seres vivos, es que podríamos ayudar a la tierra a generar los frutos
que realmente nos ayuden a ser auto sustentables, a elaborar los productos que
nos sirvan y que puedan ser útiles para otras relaciones de intercambio con los
demás y, a partir de allí, retribuir con un mayor respeto y cuidado a la tierra
en reconocimiento a todo lo que nos ofrece para la vida y generar otro tipo de
reciprocidades con los demás también. Esto lo deberíamos hacer hasta por
“egoísmo inteligente”, debido a que la tierra y los demás nos dan los elementos
para vivir y sobrevivir. En otras palabras, cultivar a la tierra, a nosotros
mismos y a nuestras relaciones con los demás de una manera más respetuosa y
equilibrada podría aportarnos mayor libertad y bienestar, por lo menos mucho
más que lo que nos otorga el cultivo del odio a lo diferente de la tendencia ideológica que podría arrastrarnos.
Lo obvio es que para alcanzar una nueva mirada es
necesario salirse de esa línea en la cual esas dos posiciones nos envuelven
dentro de una sola lógica. Esa es la mayor de las alienaciones, porque no
existe una sola lógica. Lo difícil siempre es dar el primer paso, pero cada vez
es más urgente.
Ante la influencia tan grande de la alienación
producida por este tipo de “posiciones” es tan común ver a tanta gente seducida
o subsumida en todo tipo de elucubraciones sin sentido o en desopilantes
teorías de conspiración. Tan impresionante está siendo el nivel de influencias
de “ideologías” en los debates sobre cómo atender de la mejor manera este
problema de salud que afecta al mundo ahora, que uno puede ver que desde las antípodas
ideológicas pueden coincidir en varias cuestiones alienadas de la realidad y
que impiden pensar en la búsqueda de soluciones concretas que puedan ser más
beneficiosas en distintos escenarios. Pero lo más llamativo es la propensión de
estas dos posiciones a creer y propiciar fervorosamente todo tipo de teorías de
la conspiración, mucho más que propender a buscar soluciones y/o alternativas.
Si hay una fuerza que nos ha demostrado que
somos capaces de llevar a cabo las obras más maravillosas, esa fuerza es la
creatividad. Siempre existen matices, pero la verdad es que también existen
tendencias. Más allá de este tipo de tendencias atrapantes y tensionantes
tenemos la capacidad de ir más allá. Tenemos la capacidad de crear mejores
relaciones, mejores condiciones y calidad de vida para nosotros mismos con la
tierra y con los demás. La peor alienación que existe es la que nos incita a
creer que vivimos fuera de la tierra, aparte de los demás y, por lo tanto, a no
procurar mejorar nuestras relaciones con la tierra y con los demás o, peor aún,
a no ver ni ocuparnos de las consecuencias de nuestros actos sobre la tierra y
sobre los demás.
Lo siento, pero debo decirlo, adaptando a Dante
en su llegada al infierno, si seguimos en el medio de esta desvencijada tensión
lógica, buscando y creando enemigos constantemente, entonces debemos abandonar
totalmente a nuestra esperanza, allí mismo, antes de seguir caminando.
[1] PwC.
Taxes in Sweden. https://www.pwc.se/en/business-sweden/taxes-sweden.html.
Acedido el 19 mayo 2020. Por ejemplo, las tazas del
impuesto de la renta personal son progresivas y tienen un rango de entre 29-59 por ciento.
[2] Anderson, Jenny. “Sweden’s very different approach to
Covid-19”. Quartz Daily Brief. 27 abril 2020. https://qz.com/1842183/sweden-is-taking-a-very-different-approach-to-covid-19/
Rocklov,
Joacim. “COVID-19 healthcare demand and mortality in Sweden in response to
non-pharmaceutical (NPIs) mitigation and suppression scenarios”. COVID-19
SARS-CoV-2 preprints from medRxiv and bioRxiv. 10 mayo 2020. https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.03.20.20039594v3
[3] OECD/European Observatory on Health Systems and
Policies (2017). Sweden: Country Health Profile 2017, State of Health in the
EU, OECD Publishing, Paris/European Observatory on Health Systems and Policies,
Brussels. http://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0012/355998/Health-Profile-Sweden-Eng.pdf?ua=1
[4] World Health Organization Global
Health Expenditure database. Domestic general government health expenditure (%
of GDP) – Sweden. https://data.worldbank.org/indicator/SH.XPD.GHED.GD.ZS?locations=SE.
Accedido 19 mayo
2020.
[5] World Bank. Country Data: Sweden. https://data.worldbank.org/country/sweden.
Accedido el 19 mayo 2020. Los
datos más actualizados de gastos de salud que tenemos son del año 2018. El
número más reciente del PIB de Suecia publicado por el Banco Mundial es 556.086
millones de dólares en 2018. Extrapolando al presente: 9,2% de 556.086 millones es 51.160 millones.
[6] UNESCO Institute for Statistics. Government expenditure on education,
total (% of GDP) – Sweden. https://data.worldbank.org/indicator/SE.XPD.TOTL.GD.ZS?locations=SE.
Accedido el 19 mayo 2020. Los datos más actualizados de gastos en educación que
tenemos son del año 2016. El número más reciente del PIB de Suecia publicado por el
Banco Mundial es 556.086 millones de dolares en 2018. Extrapolando al presente:
7,67% de 556.086 millones es 42.652 millones.
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