Su nombre es Samuel Oliver-Bruno,
inmigrante que decidió venir a Estados Unidos sin sus documentos en regla
porque su esposa estaba muy enferma, quería vivir con su familia unida, parte
de ella es estadounidense. Samuel es muy querido por su comunidad eclesial, lo
consideran un buen padre, una persona trabajadora y, por los avatares de su
vida, también está enfermo.
Foto de Anna Carson Dewit
Samuel quiso cumplir con la ley
de Estados Unidos. Samuel quería regularizar su estadía en este país y aunque
se encontraba asilado, en santuario, protegido por su comunidad religiosa,
decidió ir al llamado de una oficina del gobierno de Estados Unidos para
continuar con los trámites de regularización de su situación migratoria, esa
era la cita a la cual estaba llamado a participar. Samuel, que según su comunidad
es una muy buena persona, quería cumplir con la ley, quería regularizar su
situación, quería estar con su familia, quería permanecer en su comunidad que lo
quiere. Tenía fe, sueños y esperanzas al igual que vos y yo.
Foto de Christine Folch
Llego el día de la cita y Samuel,
acompañando de su comunidad religiosa y de muchas personas que también lo
acompañaron en solidaridad, fue a la reunión convocada para continuar con el
proceso de su regularización migratoria. Samuel, antes de entrar a la sede de
la oficina, oró con su familia y con los presentes, agradeció al Dios en el que
cree y a la solidaridad de las personas que fueron a acompañarlo.
Foto de Christine Folch
Sin embargo, a Samuel no lo
esperaba una cita para regularizar su situación migratoria, era una trampa,
como aquellas que se ponen para atrapar animales salvajes. A Samuel lo esperaba
un grupo comando de las fuerzas especiales conocidas como Immigration and
Customs Enforcement (ICE). Samuel entró al edificio para participar en la
entrevista con el objetivo de regularizar su situación migratoria, mientras la
gente afuera rezaba y cantaba pacíficamente. Estando adentro del edificio
Samuel es esposado y sacado a la fuerza por una puerta de emergencia trasera
ante la desesperación, frustración y profunda tristeza de la gente que estaba
afuera y que fue para acompañarlo en solidaridad. Su hijo, Daniel, no podía
creer lo que estaba sucediendo y fue a
abrazar a su padre. Los oficiales apartan a Daniel de su padre y meten en un
vehículo a Samuel. Antes de que el vehículo salga a toda prisa del lugar, llegan
varios pastores eclesiásticos y muchas personas preguntando a los oficiales por qué se llevan así a Samuel.
Fotos de Christine Folch
Ya no había nada que pensar.
Ningún argumento era válido. Una lógica implacable despojaba a Samuel de su
humanidad, no tenía ningún derecho, ni siquiera a un debido proceso. No
importaba nada, ni siquiera la buena predisposición de su parte (de Samuel)
para regularizar su situación. No importaba su hijo que estaba tirado en el
suelo desconsolado, no importaba su esposa enferma del corazón en estado
delicado, no importaba que Samuel está enfermo, no importaba la imploración de
los miembros de su Iglesia, ni el de la gente que lo acompañaba. No importaba la
vida ni la dignidad de un ser humano, no importaba la familia, no importaba la
comunidad, no importaba la fraternidad universal que nos convocó a varios a ir
a solidarizarnos con Samuel.
Fotos de Christine Folch
He escuchado por ahí que hay que
respetar la ley a rajatabla. Que hay que hacer todo lo que dice la ley. ¿Y la
humanidad? ¿Y si la ley no respeta la humanidad? ¿La ley puede ser reducida a
un instrumento legitimador para tratar a seres humanos como a animales sin
derecho alguno? NO hay que olvidar que el holocausto fue de acuerdo a la ley.
NO hay que olvidar que la esclavitud era de acuerdo a la ley. NO hay que
olvidar que se buscaron esbozar “leyes naturales”, inclusive, para justificar y
legitimar estas aberraciones y crímenes contra la humanidad. No hay que olvidar
que cuando se buscan imponer lógicas implacables ante la diversidad humana a lo
que único que se llega es a la perdida de la capacidad de reconocer al otro, se
llega a la pérdida del pensamiento, se llega a la perdida de la empatía, se
llega a la justificación de abominaciones y absurdos, se llega a reducir a los seres humanos a piezas mecánicas
de algún aparato sistémico, se llega a perder el valor de la vida; en fin, se
pierde totalmente la humanidad.
También, por último y lo más
importante, siempre habrán luces guías, como esas personas que fueron detenidas
ayer por acompañar pacífica y solidariamente a un inmigrante para que gestione
su regularización migratoria y que querían un debido proceso para él, y que luego
de la detención de Samuel se manifestaron pacíficamente, con rezos y cantos, ante lo que consideraban un engaño y una trampa a la que fue llevado. Dejando así un testimonio de vida
alentador en momentos difíciles, igual que otros que lucharon por los derechos
humanos de otras personas y al hacerlo también luchaban por sus propios
derechos y por el de todos.
Es tu opción, libre albedrío, pero
nunca olvides que tienes una luz dentro de tu ser. No pierdas tu brillo. Be
Human!!!
2 comentarios:
Very good
Muy bien! Me gusta tu escritura y comentario!
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