sábado, 24 de noviembre de 2018

El caso de Samuel Oliver-Bruno


                  Si mantenemos nuestra luz, entonces triunfaremos 

Su nombre es Samuel Oliver-Bruno, inmigrante que decidió venir a Estados Unidos sin sus documentos en regla porque su esposa estaba muy enferma, quería vivir con su familia unida, parte de ella es estadounidense. Samuel es muy querido por su comunidad eclesial, lo consideran un buen padre, una persona trabajadora y, por los avatares de su vida, también está enfermo.

Foto de Anna Carson Dewit

Samuel quiso cumplir con la ley de Estados Unidos. Samuel quería regularizar su estadía en este país y aunque se encontraba asilado, en santuario, protegido por su comunidad religiosa, decidió ir al llamado de una oficina del gobierno de Estados Unidos para continuar con los trámites de regularización de su situación migratoria, esa era la cita a la cual estaba llamado a participar. Samuel, que según su comunidad es una muy buena persona, quería cumplir con la ley, quería regularizar su situación, quería estar con su familia, quería permanecer en su comunidad que lo quiere. Tenía fe, sueños y esperanzas al igual que vos y yo.

Foto de Christine Folch


Llego el día de la cita y Samuel, acompañando de su comunidad religiosa y de muchas personas que también lo acompañaron en solidaridad, fue a la reunión convocada para continuar con el proceso de su regularización migratoria. Samuel, antes de entrar a la sede de la oficina, oró con su familia y con los presentes, agradeció al Dios en el que cree y a la solidaridad de las personas que fueron a acompañarlo.

    Foto de Christine Folch 


Sin embargo, a Samuel no lo esperaba una cita para regularizar su situación migratoria, era una trampa, como aquellas que se ponen para atrapar animales salvajes. A Samuel lo esperaba un grupo comando de las fuerzas especiales conocidas como Immigration and Customs Enforcement (ICE). Samuel entró al edificio para participar en la entrevista con el objetivo de regularizar su situación migratoria, mientras la gente afuera rezaba y cantaba pacíficamente. Estando adentro del edificio Samuel es esposado y sacado a la fuerza por una puerta de emergencia trasera ante la desesperación, frustración y profunda tristeza de la gente que estaba afuera y que fue para acompañarlo en solidaridad. Su hijo, Daniel, no podía creer lo que estaba sucediendo  y fue a abrazar a su padre. Los oficiales apartan a Daniel de su padre y meten en un vehículo a Samuel. Antes de que el vehículo salga a toda prisa del lugar, llegan varios pastores eclesiásticos y muchas personas preguntando  a los oficiales por qué se llevan así a Samuel.


Fotos de Christine Folch 

Ya no había nada que pensar. Ningún argumento era válido. Una lógica implacable despojaba a Samuel de su humanidad, no tenía ningún derecho, ni siquiera a un debido proceso. No importaba nada, ni siquiera la buena predisposición de su parte (de Samuel) para regularizar su situación. No importaba su hijo que estaba tirado en el suelo desconsolado, no importaba su esposa enferma del corazón en estado delicado, no importaba que Samuel está enfermo, no importaba la imploración de los miembros de su Iglesia, ni el de la gente que lo acompañaba. No importaba la vida ni la dignidad de un ser humano, no importaba la familia, no importaba la comunidad, no importaba la fraternidad universal que nos convocó a varios a ir a solidarizarnos con Samuel.


Fotos de Christine Folch 

He escuchado por ahí que hay que respetar la ley a rajatabla. Que hay que hacer todo lo que dice la ley. ¿Y la humanidad? ¿Y si la ley no respeta la humanidad? ¿La ley puede ser reducida a un instrumento legitimador para tratar a seres humanos como a animales sin derecho alguno? NO hay que olvidar que el holocausto fue de acuerdo a la ley. NO hay que olvidar que la esclavitud era de acuerdo a la ley. NO hay que olvidar que se buscaron esbozar “leyes naturales”, inclusive, para justificar y legitimar estas aberraciones y crímenes contra la humanidad. No hay que olvidar que cuando se buscan imponer lógicas implacables ante la diversidad humana a lo que único que se llega es a la perdida de la capacidad de reconocer al otro, se llega a la pérdida del pensamiento, se llega a la perdida de la empatía, se llega a la justificación de abominaciones y absurdos, se llega a  reducir a los seres humanos a piezas mecánicas de algún aparato sistémico, se llega a perder el valor de la vida; en fin, se pierde totalmente la humanidad.

También, por último y lo más importante, siempre habrán luces guías, como esas personas que fueron detenidas ayer por acompañar pacífica y solidariamente a un inmigrante para que gestione su regularización migratoria y que querían un debido proceso para él, y que luego de la detención de Samuel se manifestaron pacíficamente, con rezos y cantos, ante lo que consideraban un engaño y una trampa a la que fue llevado. Dejando así un testimonio de vida alentador en momentos difíciles, igual que otros que lucharon por los derechos humanos de otras personas y al hacerlo también luchaban por sus propios derechos y por el de todos.


Es tu opción, libre albedrío, pero nunca olvides que tienes una luz dentro de tu ser. No pierdas tu brillo. Be Human!!!