Adquirimos un mandala indígena en Outer Banks, Carolina del Norte. Es impresionante la similitud de este tipo de mandalas con los mandalas de oriente en algunos detalles. Los indígenas en “américa del norte” también los hacían con arena y con colores de plantas.
Asimismo, los mandalas de los indígenas en “américa
del norte” tienen sus singularidades que los distinguen y los hacen únicos.
Además de ser hermosos, es inevitable sentir tristeza al admirarlos porque
representan una de las tantas constancias de la enorme cantidad de personas, de
culturas, de diversidad y sabiduría que fueron arrasadas en “las américas”.
Las fotos alrededor del mandala corresponden a
negativos originales de hace, mínimo, cien años.